viernes, 4 de octubre de 2019

SOBRE EXTRANJERISMOS





MODERNOS Y ELEGANTES

     Desde que las insignias se llaman pins, los homosexuales gays, las comidas frías son lunchs, y la selección para intervenir en una película (un film) de cine castings, este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno. Antes los niños leían tebeos en vez de cómics, los estudiantes pegaban pósters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware. Yo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero entonces creía que hacía gimnasia.

     Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta o tocino, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap... Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino feelings. Sacamos tickets, compramos compacts, comemos sandwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el rafting, en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex.

    Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino panties y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho más fresca que el tónico. El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking.

     El estudio de mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; la clasificación, el ranking y el representante, el manager. Los importantes son vips, los puestos de venta stands, los ejecutivos modernos yuppies, las niñeras baby-sitters, y hasta nannies. En la oficina, el jefe está siempre en meetings o brain-storms, casi siempre con la public-relations, mientras la secretaria envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz o practicar algo relacionado con body-tonic, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings, y con alguna top-model amante del yogourt light y el body-fitness. Ah, y si después del ejercicio nos arreglamos a lo mejor estaremos fashion, pero dependerá del tipo de ropa que nos pongamos iremos in o out.


    El viejo aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se hartan a bitter y a roast-beef que engorda lo mismo que la carne. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que tiene carnaza y si es reality seguro que tiene algo de morbo. Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping.

    Estas cosas enriquecen mucho. Para ser ricos del todo y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, sólo nos queda decir con acento americano una de las pocas palabras que el español ha exportado al mundo: la palabra siesta.
ACTIVIDAD 
1. Elabora un discurso argumentativo que responda a la siguiente pregunta: ¿crees que el uso de extranjerismos enriquecen o empobrecen una lengua?

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