Hoy he visto en el retiro los primeros cogollos de las hojas tiernas,
recién brotados en las ramas de los castaños, que tienen todavía una
abstracta desnudez invernal, y me he acordado de los olmos de la
Alhambra, los olmos enfermos de grafiosis que llevan años muriéndose sin
que el trabajo y la dedicación de los técnicos hayan logrado otra cosa
que hacer más lenta la epidemia, que ya ha mandado a ciento sesenta y
cinco árboles. [...] Igual que la vida de un árbol es más larga, más
lenta, más importante que la vida de un hombre, también su muerte tiene
una totalidad mas terrible, una solemnidad de réquiem y capitulación.
Asistir a la tala y a la caída de un árbol es presenciar la demolición
de una vida preservada con la lentitud de los ritmos vegetales durante
mucho más tiempo que la vida de cualquiera de nosotros. [...]
No sabemos si el árbol es dichoso, como dice Rubén, por ser apenas sensitivo. De lo que no cabe duda es de que en nosotros hay una disposición de nobleza y de reverencia hacia las cosas mejores que se nos manifiesta en el amor a los árboles, igualque a los caballos y a los perros. En uno de los diálogos de Platón se argumenta que la forma y los movimientos del caballo constituyen una revelación de las cosas perfectas. En los árboles encontramos una afirmación simultánea de eternidad y de paso del tiempo, de permanencia y de crecimiento, de vida y de majestad.[...]
Salvar el bosque de la Alhambra, igual que preservar una biblioteca,
es entregar al porvenir la memoria de lo mejor que somos.
Antonio Muñoz Molina.
ACTIVIDADES:
1. Localiza las ideas más importantes del texto.
2. Realiza un resumen del mismo.
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