La sátira necesaria
José de María Romero Barea 23 ENE 2015 - 18:11 CETPor sí misma, la sátira no es capaz de derrocar a reyes ni tiranos; no previene guerras; no decide las elecciones. Aunque casi nunca cambia el curso de la historia, a menudo acompaña y refuerza la acción política. Las caricaturas y chistes contra la familia real ayudaron a crear la atmósfera de furia que culminó en la Revolución Francesa. Las burlas contra la guerra de Vietnam lograron el cambio en la opinión pública que acabó con ella. Según Freud, la sátira actúa a modo de válvula de escape que ventila tensiones que de otro modo podrían ser letales. Los humoristas satíricos, a menudo con riesgo de cárcel, exilio, ejecución, siguen buscando maneras de evitar la censura; hacen la política divertida e interesante para un público que de otra manera tendería a quedarse al margen; dinamitan los tabúes que rodean el sexo, la raza y la religión; son el baluarte de la democracia contra la opresión. Son más necesarios que nunca.
La libertad de expresión
José Antonio Serrano Darder Hamburgo 22 ENE 2015 - 00:00 CETNaturalmente, como la casi totalidad de los ciudadanos del mundo occidental, también yo estoy profundamente conmovido por los horribles sucesos en el Charlie Hebdode París. Un acto terrorista brutal, absolutamente detestable e intolerable.
A mi modo de ver, la masacre de Charlie Hebdo fue un acto de venganza de asesinos islamistas por los, según su fanática opinión, repetidos delitos de “lesa majestad” de los caricaturistas del semanario parisino contra el venerado profeta Mahoma. Al mismo tiempo, esta despiadada agresión a un medio de comunicación fue también un inaceptable ataque contra la libertad de expresión de la que gozamos, y contra los demás valores democráticos de nuestra sociedad actual. Pero, en mi opinión, este nuevo atentado terrorista debería llevarnos a reflexionar sobre si los límites de la libertad de expresión pueden continuar siendo únicamente los que marcan las leyes actuales, o si sería conveniente incluir, además del respeto a la dignidad de las personas, el respeto a sus creencias religiosas, en tanto no vayan en contra de la humanidad.
Así como a mí, al igual que a millones de cristianos, me chocan y ofenden caricaturas grotescas de Jesucristo, pienso que caricaturas burdas y soeces de Mahoma, Moisés, Buda, o de otros profetas y fundadores de religiones, ofenden y provocan a millones de nuestros convecinos en otros países, en un mundo cada vez más pequeño y más cercano. Y más violento.— José Antonio Serrano Darder.